Capileira, Andalucía
Situado en pleno corazón de La Alpujarra y dentro del Parque Nacional de Sierra Nevada, este pequeño pueblo granadino se encuentra a casi 1.500 metros de altura y ofrece unas vistas espectaculares del “barranco de Poqueira” y de las cumbres del cerro Mulhacén y el picacho Veleta desde sus miradores. En este municipio destacan las casas andaluzas típicas de color blanco y varios conjuntos arquitectónicos de época como la Iglesia de Nuestra Señora de la Cabeza y la Casa-Museo de Pedro Antonio de Alarcón.
Albarracín, Aragón
Este paraje único, propuesto por la UNESCO para ser declarado Patrimonio de la Humanidad, se encuentra a 1.182 metros de altitud. En su parte antigua, las casas de un característico color rojizo crean callejuelas que cada pocos metros se abren a miradores improvisados en los que contemplar el paisaje. El pueblo de Albarracín ha sido edificado en la ladera de una montaña, rodeada casi en su totalidad por el río Gualaviar, sobre el que se encuentran sus peculiares casas colgadas. En sus alrededores está el paisaje protegido de los Pinares de Rodeno y varias zonas con arte rupestre.
Tejeda, Islas Canarias
Este municipio está situado en el interior de una de las calderas volcánicas más grandes del archipiélago canario. Destaca por su patrimonio natural y en ella se encuentra uno de los símbolos de Gran Canaria, el Roque Nublo. Se trata de un monolito que se originó durante los procesos volcánicos que dieron lugar a la isla. A pocos kilómetros se encuentra el roque Bentayga, otro monumento natural de mayor dimensión que representó en su día un lugar sagrado para los aborígenes canarios. A su riqueza natural se une la estética histórica de sus edificios, que con su color blanco y tejados tradicionales, hacen que Tejeda sea uno de los lugares que conserva la estética de los pueblos canarios
Liérganes, Cantabria
Este pueblo concentra una valiosa arquitectura clasicista de los siglos XVII y XVIII y se asienta a los pies de dos pequeñas elevaciones: Marimón y Cotillamón, conocidas popularmente como “Las Tetas de Liérganes”. Su casco histórico, conocido como “El mercadillo”, cuenta con casonas populares, palacios e iglesias. También es característico su balneario, alimentado por el caudal del río Miera.
Almagro, Castilla - La Mancha
La historia de esta ciudad, cuyo nombre árabe alude a la arcilla roja utilizada para construir algunos de sus edificios, está ligada a la del teatro. Su corral de comedias es el único que se ha conservado intacto y en activo – ofrece unas interesantes visitas teatralizadas– desde principios del siglo XVII. Merece la pena visitar el Museo Nacional del Teatro y asistir a su Festival Internacional de Teatro Clásico, que atrae cada año a cientos de turistas hasta esta localidad manchega. También destaca su plaza Mayor que, con sus columnas y ventanas verdes, es una de las más bonitas de España.
Frías, Castilla y León
Situada sobre un peñasco a las orillas del Ebro, Frías es el pueblo más pequeño de España. Su silueta está enmarcada por el pico Humión, el más alto del Parque Natural Montes Obarenes. Su arquitectura mezcla elementos romanos con algunos de la época medieval, entre los que destacan el Castillo de los Velasco y la Iglesia de San Vicente mártir. En torno a esas edificaciones se apiñan sus casas colgadas.
Chinchón, Comunidad de Madrid
A pesar de encontrarse a apenas 50 kilómetros de la capital, Chinchón es uno de los pueblos más pintorescos y con mayor personalidad de la provincia. Su plaza Mayor, de planta irregular y estilo medieval, junto con su paisaje urbano de callejas intrincadas y racimos de casas agrupadas en cerros, la convierten en una visita imprescindible. Dentro de sus atractivos turísticos destaca la Iglesia de Nuestra Señora De la Asunción, cuyo altar mayor está presidido por un lienzo de Goya; la Torre del Reloj, el Teatro Lope de Vega, el Castillo de los Condes y el Convento de San Agustín y el de las Clarisas.
Ujué, Navarra
Visitar este pueblo situado en la sierra de Ujué es viajar en el tiempo. Sus calles estrechas y laberínticas y sus casas construidas en piedra caliza trasladan a los visitantes hasta el Medievo. El centro de su casco histórico es la Iglesia de Santa María, en la que confluye el estilo románico y el gótico. No muy lejos se encuentra el Castillazo, terrenos en los que antiguamente estaba la Universidad de Carlos II donde aún se encuentran vestigios de antiguas fortificaciones.
Peñíscola, Comunidad Valenciana
Esta ciudad medieval, situada sobre una península rocosa, se adentra en el mar como una fortaleza presidida por un orgulloso castillo templario, el del Papa Luna. Su casco antiguo está compuesto por callejuelas estrechas que esconden sorpresas como los bufadores -erosiones en la piedra por las que las aguas del Mediterráneo parecen bufar – y otros monumentos destacados como la iglesia parroquial o el Portal Fosc. Peñíscola tiene también una faceta marinera que puede descubrirse visitando sus fantásticas playas, su puerto o el Museo del Mar.
Trujillo, Extremadura
Esta localidad se encuentra en el corazón de Extremadura y es conocida por ser una “cuna de exploradores”. En ella nacieron Francisco Pizarro, descubridor de Perú, y Francisco de Orellana, del río Amazonas. Su casco urbano se encuentra sobre el cerro Cabeza de Zorro e invita a deambular por las callejuelas que conducen a su plaza Mayor rodeada de soportales y coronada por una impresionante estatua ecuestre de Pizarro. Dejando la plaza atrás, comienza un ascenso hasta la parte más alta de Trujillo, donde se encuentra su célebre castillo, que aún conserva buena parte de su muralla defensiva y ofrece unas vistas impresionantes de los alrededores.