DIARIO DE TURISMO
Editado en Córdoba - Argentina

CORDOBA

Villa Tulumba un pueblo místico y ancestral del norte cordobés

Posee riqueza histórica, religiosa y cultural, es una las localidades que más encanto genera en el turista que la visita. Con sus calles empedradas y antiguas casonas ubicadas sobre el Camino Real al Alto Perú, son reflejo de un pasado aún vigente en la memoria de su gente.

Miércoles 19 de Octubre de 2022

Distante a 150 kilómetros de la ciudad de Córdoba, la localidad de Villa de Tulumba es una de las más pintorescas del norte cordobés. Su encanto se palpita a cada paso a medida que se avanza por un recorrido de calles empedradas, fachadas de casonas antiguas y templos religiosos que acercan a lugareños y visitantes a un pasado ancestral que se mantiene intacto. La historia de la localidad, escrita por aborígenes y colonizadores a la vera del Camino Real, comienza a trazarse en 1672, cuando Antonio de Ataide (primer poblador europeo) tomó posesión de las tierras, aunque recién en 1803 será declarada Villa por el rey Carlos IV de España. El modo en que sus raíces calaron hondo en el imaginario de los lugareños se manifiesta por ejemplo, en la efervescencia religiosa, una de cuyas materializaciones es el Santuario Mariano Diocesano Nuestra Señora del Rosario de Tulumba. Se trata de un templo de estilo romántico ubicado en el corazón del pueblo, a un lado de las ruinas de la antigua capilla. Su fachada exhibe dos majestuosas torres con sus campanarios que, por mirar al naciente, se iluminan por completo cada mañana. De su interior se destacan las pinturas de la cúpula realizadas por el artista plástico Martín Santiago quien fuera discípulo de Fernando Fader, y la imagen de la patrona de la Villa, que cada octubre es venerada por más de 16 mil personas que inundan las calles. La joya de la Iglesia es el ‘Tabernáculo jesuítico’, una obra maestra del arte barroco tallada en madera de cedro y policromado por los aborígenes en las misiones del Paraguay, y que perteneció primero a la Compañía de Jesús y a la Catedral de Córdoba hasta principios del siglo XIX. Otra de las reliquias más preciada es un enigmático ‘Cristo articulado’ hecho de madera, que se ubica en la antesacristía y se utiliza para representar cada Viernes Santo los momentos del calvario de Cristo hacia la cruz. Sus ojos claros de mirada profunda y sus rasgos mestizos, hacen suponer que se tomó como modelo algún nativo sanavirón del lugar para construirlo. Sobre el costado derecho del Santuario - en la Plazoleta Granadero José Márquez - se destaca un añejo tala considerado el ‘Árbol Santo’, que servía de sombra a los pobladores durante las antiguas misas celebradas por el Obispo Fran Mamerto Esquiú, quien en 1881 colocó la piedra fundacional del templo.

A escasos metros hacia el norte se encuentran las denominadas ‘Cuatro Esquinas’, punto de encuentro tradicional de los vecinos, en una de cuyas paredes se ubica una mayólica de cerámica que define en parte la esencia de la Villa: “Tulumba, lindo nombre, bello el pueblo, buena gente, fragante el pan, quien la ame, por todo ello, deje las cosas donde están”. Desde allí por la Calle Real se accede a un circuito de fachadas de antiguas casonas que datan del siglo XVII entre las que se destaca la ‘Casa de los Reynafe’, que perteneciera a una de las familias más influyentes de la provincia y el país. De paredes de adobe y cabreadas de madera de algarrobo, la construcción fue el lugar donde se gestó la masacre de Barranca Yaco, donde resultó asesinado el general Facundo Quiroga en 1835. Sin duda mucho se puede escribir sobre este maravilloso pueblo, pero nada mejor que tomar un fin de semana y visitar un pueblo que se detuvo en la historia, para mostrarnos parte de nuestras raíces, Villa Tulumba te espera, no pierdas la oportunidad de visitarla.