DIARIO DE TURISMO
Editado en Córdoba - Argentina

CORDOBA

Joya jesuita del norte Cordobés

Magnífica arquitectura por excelencia, la Estancia de Jesús María se impone de forma majestuosa y solemne, como parte del pasado histórico de trabajo y dedicación que desarrollaron los jesuitas en Córdoba.

Martes 04 de Abril de 2023

De notable riqueza cultural y empapada de historia por donde se la mire, la ciudad de Jesús María es uno de los destinos elegidos por excelencia. Cabecera del departamento Colón, a 50 kilómetros al norte de Córdoba capital, este rincón encierra un verdadero abanico de ofertas turísticas para todos los gustos.

Adoptado por los visitantes como un lugar de encuentro y tranquilidad, Jesús María es una de las postales más ávidas de costumbre y tradición festivalera. Poseedora de huellas que nos remontan a un pasado indígena y dueña de pintorescas construcciones suspendidas en el tiempo, ofrece a quienes la descubren la posibilidad de adentrarse por el genuino patrimonio del norte cordobés.

Sus orígenes fueron trazados en las tierras que los indígenas sanavirones reconocían con el nombre de “Guanusacate” que significaba “agua muerta o bañado”, aunque sería bajo la influencia y el asentamiento de los padres jesuitas que esta ciudad terminaría de adquirir su identidad. Es así que hablar de Jesús María implica hacer alusión a la Estancia Jesuítica San Isidro, en honor a su Patrono San Isidro Labrador, y la cual se abre paso ante todos como uno de sus íconos innegables. Su solemne construcción la convierten en una obra majestuosa en donde la mística y el pasado adquieren trascendencia. Mitad monasterio y mitad factoría, esta estancia alojó no sólo a aborígenes sino también a esclavos cuyo trabajo en conjunto con los monjes dieron vida a una joya que está en pie y cuya impronta es palpable en cada uno de sus muros y en sus actividades.

Su construcción data de 1618 y se asemeja a otras obras construidas por esta misma Orden Religiosa aunque se la rememora por haber sido el segundo núcleo productivo organizado por la Compañía de Jesús. A esto se le sumó su ubicación estratégica ya que por su frente pasaba el Camino Real hacia la Capital del Virreinato y su producción vitivinícola de gran calidad y excelencia que permitieron posicionarla en un lugar que no hallo fronteras, aún en la actualidad. Cuenta la leyenda que la producción del vino el “Lagrimilla” elaborado a partir del mosto de 48 mil cepas cultivadas fue el primer vino americano degustado en la mesa real de Felipe V en la capital madrileña. Esta monumental construcción deja entrever una de las más bellas obras de arquitectura colonial del país, en donde el conjunto monástico propio de la influencia europea es visible a través de su iglesia, los muros rústicos del antiguo cementerio, claustros para la permanencia de los monjes, talleres y vivienda de indígenas. Recorrer esta magnífica obra supone además acceder a la residencia y la bodega, apreciar restos de antiguos molinos, perchel y tajamar. En definitiva, ser testigos del legado materializado en muros de piedra y cal. Caracterizado por la presencia rítmica de sus arquerías, el complejo consta de dos plantas: mientras que en la baja sólo es posible encontrar extensas galerías, en la alta se levantan numerosas habitaciones. Sus muros de piedra bola entera, propia de la arquitectura jesuita, permiten suponer que se está en el sector más antiguo de la edificación.

La inmensidad de su patio central de forma cuadrangular, las dos plantas que terminan de rodearla, el pintoresco jacarandá que se alza solemne, son algunas de las maravillas que dejan impregnado en la pupila del visitante el ingenio de estos antepasados, que supieron dejar grabado en los muros y en las tradiciones una excelencia pocas veces vista.

Su templo de fachada más bien sobria, está construido sobre una única nave abovedada y posee una destacada cúpula central al mejor estilo barroco, ornamentada con los más disimiles relieves que revelan la mano de artesanos indígenas. Tampoco es posible dejar de admirar la elegante espadaña de piedra que se luce armoniosa junto a la sacristía.

La estancia fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1941 y convertida en Museo Jesuítico Nacional en 1946. He aquí que pueda gozarse de un ambicioso y admirable paseo por su antigua bóveda ubicada en la planta baja y disfrutar de una abundante y admirable colección de piezas arqueológicas, documentos, mobiliarios, pinturas, cerámicas y utensilios propios de los siglos XVII y XVIII; todos accesorios de la idiosincrasia de la región.

Ya en el 2000 la Unesco la declaró Patrimonio de la Humanidad junto con el resto de las estancias y la Manzana Jesuítica realzando una vez más la importancia y la trascendencia de un pasado hecho presente. Con una mixtura pocas veces vista, Jesús María, histórica, jesuita, gaucha y festivalera desde sus orígenes, es otra de las postales que espera ser descubierta y redescubierta por quienes la eligen como destino.

INFORMES

Informes:

Dirección Pedro de Oñate S/N, Jesús María, Córdoba, Argentina

Teléfono (03525) 420126

Horarios consultar, comunicarse con el teléfono de contacto de la Estancia.