Para quienes visitan el valle de traslasierra, esta es una experiencia que jamás olvidará, desde Mina Clavero, el guía profesional Mario Frisina ofrece una excursión de características inigualables. Se trata del avistaje del Cóndor Andino en las altas cumbres, más precisamente en la reserva”Kuntur Huaca”. Esta es una actividad de jornada completa, ya que se parte alrededor de las 9 de la mañana, calculando el regreso a las 18 hs, puede participar toda la familia. En nuestra visita a Mina Clavero tuvimos la oportunidad de realizar esta excursión, acompañados por Gissel de Buenos Aires, Ariel de Berazategui y Andrea de Capital, son el grupo de turistas que vivirá la emocionante aventura en la alta montaña. Partimos a las 9,30hs con destino a la reserva, el viaje tiene una duración aproximada de media hora, Mario va contando la historia de la región, y nos muestra la ubicación de los pueblos que se ven desde el camino de las altas cumbres, hasta llegar al kilómetro 19 de la ruta E 34, donde se encuentra la tranquera que da paso a la reserva. Aquí Mario muestra su destreza al volante de su Land Rover 4x4, el camino es de alta complejidad, incluso tiene unos minutos de tránsito a prácticamente 45 grados en trepada, la adrenalina ya se comienza a sentir y los rostros muestran la sensación de intriga y emoción por lo que viene. Llegamos a un pequeño oasis de pasto y vertientes, donde queda la camioneta y a pie subimos unos 200 metros hasta llegar al lugar indicado para el avistaje. Mario nos invita a posicionarnos, y para los que llevaron mate, es el momento indicado para disfrutar del mismo a la espera de que se observen los cóndores sobrevolar la zona. El clima es bueno y cálido, después de unos cuantos minutos divisamos un cóndor adulto y un juvenil, se distinguen porque el adulto presenta el anillo blanco en su cuello, mientras que el juvenil es de color gris. Se suman dos águilas mora, un halcón, también los jote cabeza colorada y cabeza negra y unas cuantas especies de aves que habitan en la región. Todo es algarabía y alegría el objetivo del avistaje se cumple, no hay tiempo que perder, las cámaras de fotos, videos y ceculares registran el movimiento de todas las aves que se asientan en el lugar. De pronto todos quedan en silencio como hipnotizados, es que el cóndor adulto desciende suavemente a menos de 10 metros de nuestra ubicación, ver semejante ejemplar desplazarse con tanta suavidad y lentitud, emociona, con sus alas desplegadas se posa sobre una de las piedras a pocos metros de nuestra ubicación, nos observa y hasta parece darnos la bienvenida, se queda unos cuantos minutos y nuevamente levanta vuelo para seguir mostrando su maravillosos vuelo en la inmensidad del valle. Otro cóndor juvenil baja a unos 15 metros en una piedra mas apartada pero a la vista nuestra, por momentos son más de cincuenta aves que están en nuestro sector, sumado a la increíble naturaleza que nos rodea, se puede decir que estamos en el paraíso, disfrutando del aire puro, una magnífica vista de todo el valle y la majestuosa danza de los cóndores en las alturas.