La Plaza 9 de julio
Epicentro de todas las actividades de la ciudad. La plaza vive durante todo el día en el que es posible ver vendedores de artesanías, artistas callejeros y la fantástica Iglesia del Milagro. Y no solamente los viajeros son los que la disfrutan sino que también los locales la visitan a diario para pasear, tomar unos mates o disfrutar de la tarde entre amigos.
El Cerro San Bernardo
Vigía y guardían de la ciudad este cerro es toda una entidad en Salta. No existe un viajero que no haya subido a disfrutar de las vistas ya sea caminando para hacer un poco de ejercicio o en el fantástico teleférico que sube constantemente hasta la cima. Las fotos desde arriba son únicas y serán uno de los mejores recuerdos de nuestro paso por la ciudad. El Patio de la Empanada Escondido de muchos y un secreto a voces entre los viajeros este pequeño patio autóctono salteño conserva entre sus pasillos todo lo auténtico de la ciudad. El aroma de las empanadas saliendo de los hornos y las ollas, el arte de hacer el repulgue de las cocineras y el ir y venir de viajeros y locales que a diario disfrutan de estas pequeñas maravillas hacen de este lugar una experiencia única e imperdible. Lo ideal es visitarlo dos o tres veces y comer empanadas de distintos puestitos hasta encontrar la que más nos guste, aunque todas son igual de fantásticas.
El Bar de Balderrama
“Donde iremos a parar, si se apaga Balderrama” cantó una y mil veces la inolvidable Marcedes Sosa que, por muy tucumana que fuera, no pudo resistirse a disfrutar de una y mil noches en este mítico rincón salteño. Cuna de miles de artistas y lugar de referencia absoluta del folclore argentino este lugar manejado hasta el final de sus días por el famoso Balderrama es un encuentro con lo más auténtico de una Salta que aún vive en sus coplas y zambas. Nadie se irá de aquí sin bailar, cantar y tomar algún vinito hasta que las velas no ardan. Las peñas folclóricas de Salta Las hay a montones y cada una brilla cada noche con los artistas que deslumbran a todos los visitantes con sus shows de baile y canto. También las hay más pequeñas y escondidas, que reciben más que nada a locales en los que la guitarra pasa de mesa en mesa y los comensales se convierten en artistas durante la noche. Por toda su magia las peñas de salta son imperdibles y sin lugar a dudas quién las visite querrá convertirse en habitué.